La poesía surge de una herida. Algo, en la intimidad, se rasga y arroja una luz oscura. El trabajo será abrirse paso a través de veladuras, como en una suerte de recorrido iniciático, para recoger difíciles reminiscencias. Y este proceso, este demorado registro constituye, precisamente, la Anamnesis. Escrita con la verdad que sólo la mejor literatura es capaz de convocar, esta es la historia de Ofelia, pedazo de Dios, pedazo de ruido, que Clyo Mendoza recupera sumergiéndose con la necesaria audacia y el indispensable oficio en el magma del olvido. Una travesía que comienza por remontarse hasta el primigenio ámbito familiar y a partir de ahí, paso a paso, entre sueños nítidos y sombras dolientes, devanar el hilo de aquellos instantes en los que han quedado inscritos los sucesos que transforman una vida. Hija de la diosa Memoria, la poesía, advierte Mallarmé. Habrá entonces que ver en ella también un fuego originario, al que es posible acceder, como lo consigue en este su primer libro Clyo Mendoza, una de las voces más genuinas de la nueva poesía mexicana.