Usted debe creer que es posible ver el cielo entre los cascarones, pero no, el horizonte era un infierno de peste, humo y resplandores, a pesar de la llovizna; la nube de humo medía kilómetros de altura, había bombarderos recorriendo el cielo rojo de día y de noche: miles de aviones, toneladas de bombas. Berlín, 1945, desde la perspectiva de unas gemelas adolescentes méxico-alemanas.