Los cuidados de salud que un país brinda a las mujeres y a los niños a través de los servicios de atención médica y sanitaria miden el grado de desarrollo de esa nación. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) la muerte materna es un problema de salud e injusticia social en vista de que cada minuto de cada día, en algún lugar del mundo, una mujer fallece a causa de complicaciones del embarazo y el parto, lo mismo puede suceder al futuro recién nacido o a ambos. La mayor parte de estas muertes son prevenibles y, por lo tanto, evitables. La muerte materna se clasifica en: _ Directa: cuando sucede después de una emergencia quirúrgica; puede ser causada por hemorragia masiva, por la propia cirugía o por la anestesia, por preeclampsia–eclampsia, infecciones y choque en cualquiera de sus formas. _ Indirecta: cuando la causa es una enfermedad asociada al embarazo, por ejemplo cardiopatías, endocrinopatías, neuropatías o traumatismos, o por cirugía no obstétrica durante la gestación. Esta clasificación hace que el embarazo siempre se considere como de alto riesgo para la mujer y para el producto, ya que los padecimientos anotados previamente se pueden presentar en cualquier momento de la gestación y producir la morbimortalidad maternofetal que obliga a una medicina perioperatoria de urgencia para la embarazada, de más calidad y mayor seguridad. Los médicos en general, los cirujanos, los ginecoobstetras, los anestesiólogos, los intensivistas y los internistas, así como los especialistas encargados del cuidado de la mujer en todas sus etapas, sabemos que en particular el embarazo, el parto e incluso la operación cesárea son acontecimientos que producen felicidad, ya que representan en la gran mayoría de los casos la llegada de un nuevo ser, es decir, de nueva vida, de salud materna, de ilusiones de los cónyuges y de toda la familia; sin embargo, el espectro de la muerte ronda alrededor de cada gestante y de su producto, debido a que el momento del nacimiento es el más crucial para el ser humano por estar en peligro su vida y su integridad, y porque sin aviso previo pueden presentarse eventos adversos o complicaciones debidas a padecimientos anteriores, a los tratamientos instituidos o por situaciones atribuibles al embarazo como las ya mencionadas previamente y que implícitamente llevan a las pacientes a cirugía y anestesia para resolver estas problemáticas, pero que además también son un factor de riesgo para que se presente la muerte materna; cuando ésta sucede, o es el recién nacido quien fallece o son los dos quienes mueren, la situación familiar se torna caótica, el equipo de salud, aparte de sentir que no cumplió con su objetivo primordial, que es el de salvar vidas y de restaurar la salud de sus pacientes, se ve amenazado, porque la balanza de la ley suele inclinarse en su contra, debido a la práctica de una medicina cada vez más defensiva y en la que nuestros pares, los colegas de la institución en la que laboramos y los de otras instituciones, se convierten en nuestros principales enemigos. La demanda laboral, la civil e incluso la penal aparecen, se pone en riesgo nuestra estabilidad profesional, familiar y humana. Por lo anterior, la SMAGO, consciente de lo anteriormente expuesto —ya que es una sociedad capaz de llevar educación médica continua a sus agremiados a través de cursos, conferencias, un diplomado anual y publicaciones como las Clínicas Mexicanas de Anestesiología— enmarcó como propósitos principales de esta obra, dedicada a los temas selectos de la anestesia ginecoobstétrica: 1. Que el grupo multidisciplinario de médicos dedicados a la atención de las mujeres mexicanas conozca a través de los distintos capítulos de esta publicación cuáles son las principales causas de morbimortalidad materna y fetal en México y cuál es la situación que el país guarda con relación a otras naciones más desarrolladas. 2. Que se establezca una excelente comunicación entre los médicos para que se acuerden los criterios de manejo obstétrico, pediátrico y anestesiológico, con normas de calidad y seguridad para tratar de abatir en la República Mexicana la morbimortalidad del binomio madre–hijo, porque la cirugía y la anestesia seguras salvan vidas, recomendando entre otros aspectos que los cuidados perinatales y el tratamiento médico–quirúrgico y el anestésico perioperatorio sean imperativos, que la anestesia sea más especializada y que el manejo neonatal también sea más cuidadoso e intensivo, todo ello con una medicina basada en evidencias. Es importante mencionar que la gran mayoría de los profesores que contribuyeron para la integración de esta Clínica son distinguidos miembros tanto de nuestro Colegio como de la Sociedad Mexicana de Anestesiología en Ginecología y Obstetricia, A. C. Este texto es claro ejemplo del trabajo colaborativo de dos agrupaciones hermanas que tienen los mismos objetivos en lo gremial, académico y social. Con la lectura de este importante texto el profesional de la anestesiología actualizará sus conocimientos, lo que favorecerá una mejor práctica e impactará en la calidad y la seguridad de la atención en la ginecoobstetricia.