La perfección es inseparable de la crueldad indiferente, esribió Milosz y ése parece ser un motto, la corriente subterránea en las estrofas de Palma. Así, cada nuevo título se transforma en estrategia para la supervivencia física y espiritual, surge un interés casi novelesco en los personajes, el tono se vuelve narrativo y el sentido del mundo deriva de la clase de idioma que se usa.