Estamos ante un libro excepcional. En la literatura chilena son escasos los textos que tratan de los sentimientos y las emociones de seres humanos envueltos en un conflicto bélico. Esto es explicable: no hemos tenido guerra con otros Estados desde hace 125 años. Y la guerra interna que nos hicieron nuestras propias fuerzas armadas, obedecía a otras leyes, no tenía frentes de batalla definidos y se libraba, ante todo, en las conciencias.