El Teorema de Rolando

No es casual que hasta hoy se crea que esta enfermedad fue inventada en el contexto de una nueva reorganización geopolítica en los 80. Es tentador ponerse conspiranoico, claro, pero no. En cuanto a estructura, pareciera como si el autor nunca fuese consciente del universo en que sumerge a los personajes: ¿Quien nos habla al principio? ¿Un fantasma a lo Pedro Páramo? ¿Cuatro personajes con nombre y el resto con iniciales? ¿Historias interconectadas? ¿Pérdidas en común? Sólo al final, literalmente en el último párrafo entendemos bien a este fantasma que deambula en vidas que desaparecerán por falta de rating, como dice un pasaje. El autor -que también es autor de la novela Retorno a Génesis- insiste finalmente en la idea del teorema y como esos mecanismos van develando esa pulsión de muerte que es nuestra tragedia, pero a la vez -paradojalmente- nos hace sentir vivos. La novela es amarga, recatada (en la forma y en el fondo, jamás excede ni da golpes bajos, tampoco usa recursos post-postmodernos de la narrativa de mercado) ni pretende educarnos en torno a la lucha de género, ni busca moralizar, ni nos condena, ni nada.